Las masivas, creativas y pacíficas jornadas de movilización y el Paro Nacional Permanente impulsado por FECODE derrotaron el proyecto de Ley Estatutaria de Educación impulsado por el gobierno nacional. El texto original adolecía ya de fallas graves y empeoró aún más con las enmiendas hechas en la comisión primera del Senado, por consenso entre las bancadas del Pacto Histórico y los partidos tradicionales. El engendro que salió de allí apuntaba a reforzar las políticas neoliberales en el sector educativo, a dificultar aún más el desarrollo del aparato productivo y a lesionar la soberanía nacional. A cada modelo de país corresponde un modelo de educación.
Representa una gran victoria que la nación y la comunidad educativa hayan comprendido que el proyecto pretendía privatizar la educación con las políticas de subsidio a la demanda y la universidad mixta, que abre paso al ánimo de lucro. Con la lucha impedimos introducir el modelo de bonos escolares y que se fortalecieran los mega colegios en concesión. Nos opusimos a que se anularan la libertad de cátedra y la autonomía escolar. Rechazamos la estandarización y la formación por competencias y que se atentara contra el SENA y se cambiaran sus objetivos misionales. Derrotar todo lo anterior es una gran victoria de la lucha social, que en espíritu de independencia y autonomía, debe seguir marcando en el futuro la defensa de la educación pública, científica y al servicio de Colombia.
El proyecto implicaba 30 años de retrocesos para la educación pública y desconocía las banderas históricas del movimiento estudiantil y el magisterio. Sin duda, la unidad y amplitud de sindicatos como FECODE, SINDESENA, ASPROUL y el acompañamiento entusiasta y vigoroso de diversas organizaciones estudiantiles, gremiales y juveniles, posibilitaron sumar la fuerza necesaria para que la exigencia del retiro o hundimiento del proyecto hecha al presidente Petro y a los sectores que lo respaldaban finalmente se concretara.
Nuestro reconocimiento al magisterio y a FECODE, porque la unidad fue decisiva para oponernos con éxito a tan regresivas enmiendas. Asimismo, a los estudiantes, padres de familia, personalidades democráticas y de la academia, artistas y jóvenes por vincularse a estos reclamos. Se prueba de nuevo que la organización es la herramienta más valiosa de la que disponemos para avanzar en materia de derechos o, como en este caso, para impedir retrocesos en la educación pública. ¡Enhorabuena por la victoria!
